Frente a los retos que los docentes están viviendo en las condiciones actuales, ofrecemos algunas recomendaciones para hacer de la educación a distancia una experiencia subjetiva, manteniendo a flote el equilibrio y el bienestar.

El impacto que ha tenido la pandemia por COVID-19 en el mundo tiene diferentes aristas. Desde luego la salud y la economía se encuentran entre los más importantes, sin embargo, un sector que se ha cimbrado es la Educación. Las escuelas, centro del aprendizaje por excelencia, han tenido que ser cerradas y lo que antes sucedía en ellas, ahora se traslada a los hogares. La tarea ha sido difícil por diversas razones: en muchos casos, las herramientas tecnológicas no están al alcance de la población, ya sea porque no tiene acceso a internet o porque no cuenta con dispositivos adecuados para la educación en línea. Por otro lado, las personas no estaban preparadas para que esto sucediera, es decir, autoridades, docentes, familias y estudiantes no necesariamente cuentan con las habilidades para dirigir, realizar o apoyar el trabajo escolar a distancia.

En este contexto, el papel clave de los maestros en la educación, se confirma. A continuación, se presentan diez propuestas básicas que esperamos sirvan de apoyo y estímulo para que los maestros sigan haciendo un trabajo complejo y más necesario que nunca.

1. Estabilidad emocional propia. La situación inédita que estamos viviendo despierta emociones y sentimientos que, si bien pertenecen a la cotidianidad, en este momento se exacerban y pueden ser difíciles de manejar. La enfermedad que avanza sin tregua, el aislamiento, el trabajo de casa y en casa, la situación 

económica, etc., son factores que generan una gran variedad de emociones, no siempre positivas:miedo, ansiedad, preocupación, estrés, intolerancia, tristeza. Los maestros, como padres o madres, esposas o esposos, hijos, hijas, hermanos, hermanas, etc., están experimentando las mismas emociones que cualquier otra persona y por lo tanto no están exentos de encontrarse abrumados y estresados. Para dirigir y apoyar el trabajo de los estudiantes a distancia, loprimero que los maestros necesitan es mantener la serenidad y la calma.

Un maestro estresado, preocupado o con miedo no puede concentrarse en sus tareas y en las actividades de sus alumnos. Por eso recomendamos a los maestros algunas acciones prácticas para mantener la estabilidad emocional:

  • Consultar las noticias una vez al día, por un periodo breve. La sobreexposición a las noticias puede ponernos en un estado de estrés que puede permear el resto de nuestro día y nuestras actividades.
  • Compartir información validada o de fuentes confiables. En la red está circulando gran cantidad de videos o noticias falsas o amarillistas que contribuye a nuestro estado de ansiedad.
  • Dormir lo suficiente, ejercitarse y comer bien. El descanso es indispensable para mantener un estado de ánimo óptimo; hacer algo de ejercicio viene bien para despejar la mente y comer de manera balanceada nos mantendrá con energía y salud.
  • Realizar ejercicios de respiración o meditación. Estas actividades son muy útiles para enfocar la mente y mantenernos en calma. En la red hay muchos videos y aplicaciones que pueden ser útiles para guiarse.
  • Tener espacio en el día para hacer actividades que disfrutemos como bailar, cantar, leer, hablar con amigos, compartir momentos con los seres queridos, entre otros.

2. Estabilidad emocional de los alumnos. La escuela es, en muchos casos, un refugio para los estudiantes, un lugar donde se encuentran con sus pares y disfrutan de la amistad o en el que encuentran apoyo en los maestros. Los alumnos y las alumnas, al igual que todos, están viviendo una situación difícil de manejar; es posible que los más pequeños no entiendan con claridad lo que sucede; otros podrán reflejar el estrés o la preocupación de sus padres; muchos extrañan a sus amigos y la convivencia; otros cuantos están agobiados por el trabajo escolar que deben cumplir; es decir, los estudiantes están experimentando una serie de sentimientos y emociones alejados de la serenidad. Los maestros pueden hacer una gran contribución para que los alumnos y alumnas vivan esta experiencia de la mejor manera. Algunas sugerencias serían:

  • Ser flexible y comprensivo en relación con las actividades que los alumnos deben cumplir. Muchos no tienen los recursos y las herramientas para trabajar o el ambiente familiar no es propicio para aprender.
  • Generar acciones para promover la convivencia entre los alumnos. Compartir con sus pares las ideas, emociones y experiencias que están viviendo puede ser un alivio para ellos. Por ejemplo, incentivar trabajos en pares que puedan realizarse con llamadas y mensajes como herramienta o incorporar y gestionar medios para que los alumnos puedan mantener la comunicación y la convivencia.
  • Establecer videollamadas o algún tipo de comunicación con los alumnos para dar espacio a la libre expresión. Es importante para los alumnos sentirse escuchados y validados, por lo que preguntar cómo están o cómo están viviendo el aislamiento puede ser un oasis para externar lo que sienten y piensan.
  • Proponer actividades que los relajen y los distraigan puede ser benéfico para el estado emocional de los alumnos. Pueden hacer collages, videos, dibujos, diseños, entre muchas otras actividades con temáticas libres.

3. Organización. La organización puede ser el salvavidas de la función docente en este contexto. Y nos referimos a una organización algo distinta de la que sucede en la cotidianidad del trabajo escolar porque las condiciones son diferentes y requieren medidas específicas. Los estudiantes no están en condiciones de cumplir con el programa escolar tal cual se llevaría a cabo en la escuela, las familias no necesariamente pueden apoyar a los hijos e hijas en las tareas por diversas razones y los maestros no están trabajando en las mejores circunstancias; sin embargo, se puede contribuir a una mayor eficiencia del trabajo si está priorizado, organizado y adaptado. A continuación, se señalan algunas recomendaciones que pueden ser útiles para ordenar el trabajo escolar a distancia:

  • Realizar una priorización de los aprendizajes y las actividades a realizar. En muchas ocasiones, “menos es más”, sobre todo si esto implica menos estrés, más calidad y mayor profundidad en los aprendizajes.
  • Hacer una planeación mensual, semanal y diaria de las actividades permitirá tener un panorama completo del trabajo total que se está asignando a los alumnos y alumnas, de tal manera que sea posible contemplar la viabilidad tanto para llevarlo a cabo como para revisarlo y darle seguimiento. Además, de esta manera familias, estudiantes y docentes pueden planear sus actividades.
  • Solicitar y estar abierto a la realimentación, tanto de alumnos y alumnas como de familias, es fundamental para que una planeación funcione para todos. Son circunstancias especiales, escuchar y tomar en cuenta las opiniones contribuirá al bienestar de todos.

4. Comunicación con las familias. En circunstancias normales, la comunicación de la escuela con las familias es condición indispensable para que los aprendizajes sucedan. En la situación actual, este aspecto adquiere mucha más relevancia pues es en las casas donde se están gestando los aprendizajes. Sin embargo, la distancia física hace que esta comunicación se complique justo cuando es más necesaria. A las familias se les están transfiriendo funciones que requieren conocimiento, habilidades y experiencia propias de la función docente, por ello necesitan todo el apoyo que maestros y maestras pueden brindar. Algunas recomendaciones son:

  • Encontrar el medio idóneo para mantener contacto con las familias: debe ser accesible y fácil de manejar. Se podrá usar un medio u otro dependiendo de la accesibilidad a internet, las habilidades tecnológicas de las familias y la disponibilidad de recursos de los propios docentes. Son igualmente útiles los mensajes de texto y las llamadas telefónicas.
  • Escuchar a las familias es esencial para que la educación a distancia construya aprendizajes significativos. La realimentación que provean las familias ayudará a los docentes a eliminar aspectos de la planeación que estresan innecesariamente a los alumnos y alumnas, que complican la realización de las actividades o que imposibilitan el trabajo escolar en casa; también permitirá identificar las buenas prácticas que tienen un impacto positivo en el aprendizaje.
  • Ser flexible significa estar abierto a modificar y comprender las circunstancias específicas de algunas familias. La flexibilidad implica hacer planeaciones con actividades que pueden cambiarse, recursos o materiales que pueden sustituirse, evidencias que se pueden adaptar, etc. La flexibilidad supone acción para enmendar y solucionar.

5. Ambientes de aprendizaje en línea. El ambiente de aprendizaje está conformado por un conjunto de aspectos físicos, afectivos y sociales que influyen en el desempeño de los estudiantes. Implica un espacio, físico o virtual, y un momento en donde sucede la interacción entre los involucrados. Por lo tanto, así como es importante pensar en el espacio físico del aula, el ambiente de confianza y seguridad que queremos generar y el tipo de relaciones que esperamos se construyan en el salón de clases, debemos dirigir nuestras acciones para lograr estos objetivos también en los espacios virtuales. Para aprender, los estudiantes necesitan ambientes propicios: no sabemos si los tienen en casa y no podemos influir en ello, pero sí podemos asegurarnos de que en los espacios virtuales que se compartan con ellos exista una base mínima de seguridad, confianza, empatía, calidez, respecto y colaboración, entre otros. Aquí se hacen algunas sugerencias:

  • Establecer con los alumnos las reglas para videoconferencias, chats, correo electrónico, etc. Esto dará seguridad a los estudiantes sobre lo que se espera de ellos en estos espacios y lo que no es conveniente. Cada medio tendrá reglas específicas de acuerdo con sus características y objetivos.
  • Generar calidez y cercanía para crear un ambiente de confianza. Acciones simples pueden cambiar la dinámica por completo: en una videoconferencia dar la bienvenida a todos los participantes con una simple mención, un saludo, un emoticón o pensar en formas divertidas de celebrar las participaciones o los trabajos, como agitar las manos en silencio.
  • Ofrecer espacios individuales para hablar, resolver dudas o asesorar trabajos fortalece los lazos entre docente y estudiantes y genera un apoyo indispensable para aprender.
  • Promover pequeños grupos entre los mismos estudiantes para resolver dudas o trabajar en equipo, con reglas claras sobre el respeto, la comunicación y la colaboración.
  • Tomar en cuenta las diferentes características y necesidades de los alumnos al diseñar las actividades, por ejemplo, hacer pequeñas adecuaciones para quien lo necesite o enviar actividades opcionales para quien lo requiera.

6. Prácticas educativas. Esta es una oportunidad para diseñar actividades que interesen a los estudiantes, que tengan un sentido en su vida, que propicien un aprendizaje autónomo; y alejarnos de las exposiciones, los exámenes y el exceso de tarea. Es necesario buscar estrategias con actividades variadas, creativas, contextualizadas. En este sentido el aprendizaje basado en proyectos, retos, problemas y casos pueden ser metodologías valiosas para aprender de manera autónoma y para realizar una evaluación del aprendizaje congruente con el proceso para aprender. El papel del maestro es indispensable como mediador: diseñando, organizando y apoyando. Para este papel, en la red se pueden encontrar un sinfín de recursos didácticos para abordar casi cualquier tema: videos, animaciones, canciones, juegos, etc. Incluir esta variedad de recursos puede motivar la participación y el entusiasmo de los alumnos y alumnas por aprender. Sin embargo, la tarea de ubicarlos puede ser abrumadora. Por otro lado, no es conveniente centrarse solo en lo que se puede encontrar en la red, en la casa hay materiales útiles para aprender. Recomendamos:

  • Diseñar experimentos que los estudiantes puedan llevar a cabo con elementos fáciles de tener en casa.
  • Organizar proyectos para que los alumnos y alumnas desarrollen aprendizajes: una receta de cocina, la construcción de un comedero para pájaros, un reportaje sobre un tema de interés, etc.
  • Ubicar páginas de instituciones, organizaciones o centros de estudios reconocidas, que ofrezcan recursos para los grados que se requiere. No es conveniente dedicar tiempo en páginas que pueden incluir contenidos poco precisos. Algunos ejemplos de buenas páginas son: Eduteka, EDUforics, educar, El ineducable (SOS docente en línea) en YouTube, GIDDET, entre otros.
  • Dar variedad a los recursos, pero no bombardear a los estudiantes con materiales digitales innecesarios. Dar un uso preciso y significativo.
  • Considerar las limitaciones de los estudiantes, en cuanto a conectividad y dispositivos. Los recursos pueden ser opcionales para completar las actividades.

7. Recursos tecnológicos. La paradoja de nuestra realidad es que se requiere educación a distancia en línea, pero el país, en su mayoría, no cuenta con las condiciones para llevarla a cabo. Así que los maestros intentan trabajar con los recursos tecnológicos para mantener comunicación y continuar con el trabajo escolar, pero los alumnos y las alumnas no siempre pueden responder. Es conveniente:

  • Indagar cuáles son las posibilidades tecnológicas de los alumnos y planear conforme a ello. Whatsapp es una herramienta de uso masivo que puede satisfacer la necesidad de un tener un espacio exclusivo para el grupo con posibilidad para enviar imágenes y texto.
  • Tratar de ofrecer alternativas para aquellos alumnos o alumnas que no disponen de conectividad o recursos tecnológicos.
  • Apoyarse en las transmisiones de televisión y radio que la SEP está coordinando para promover el aprendizaje.

 8. Seguridad en la red. La red no es un lugar seguro para que los alumnos y las alumnas naveguen sin supervisión, por ello es necesario que se destine una parte del trabajo a informar y educar a los estudiantes y a las familias al respecto. En el contexto de la pandemia los niños, las niñas y los jóvenes han incrementado el tiempo frente a los dispositivos electrónicos y losriesgos aumentan, incluyendo explotación sexual, exposición a contenidos perjuiciosos, intercambio inapropiado de información y ciberbullyng. Por ello sugerimos:

  • Aprovechar la gran variedad de recursos que se pueden encontrar en la red y que han sido elaborados para informar y prevenir a niños, niñas y jóvenes sobre los riesgos de la navegación.
  • Compartir con las familias información básica y consejos prácticos para que regulen y supervisen la exposición de sus hijos e hijas a la red.
  • Encargar proyectos e investigaciones relacionados con estos temas para que los alumnos y las alumnas indaguen, obtengan información y saquen sus propias conclusiones.

9. Evaluación de los aprendizajes. La evaluación es uno de los temas que más cuestiona a los docentes en este contexto. ¿Cómo medir el aprendizaje de los estudiantes si no sabemos qué están haciendo, cómo lo están haciendo y qué de eso está resultando en aprendizajes significativos? Ante la incertidumbre y el poco control que se tiene sobre lo que sucede en cada familia, la evaluación tendrá que tomar el rumbo que debería tomar siempre: realizar evaluaciones formativas que se basen en rúbricas, autoevaluación y la entrega de productos como evidencia del trabajo realizado. Sugerimos:

  • Transmitir la idea a los estudiantes y a las familias que es más importante mantener la estabilidad emocional de los alumnos y la armonía dentro de la familia, que cumplir con el trabajo escolar si este está generando grandes cargas de estrés.
  • Compartir con familias y estudiantes que no deben preocuparse por las calificaciones y la aprobación del año. Las familias deben concentrarse en la posibilidad de quedarse en casa, cuidar su salud y su economía, mantener la tranquilidad y la calma y vivir esta crisis de la mejor manera posible. Las escuelas y la SEP se encargarán de analizar la situación y establecer los mecanismos para resolver cada situación.
  • Enfocar la energía en diseñar estrategias y actividades que interesen a los alumnos y alumnas y generen aprendizajes significativos; y no concentrarse en supervisar o calificar.
  • Incentivar la conformación del portafolio de evidencias que propuso la SEP para recopilar las pruebas del trabajo realizado por los alumnos durante el confinamiento.

10. Preparación para el futuro. En educación se ha hablado de la incorporación de las TIC a la realidad cotidiana de las escuelas desde hace décadas, sin embargo, el avance en este sentido ha sido lento y vacilante. La realidad nos alcanzó y nos encontró poco preparados. Las autoridades habrán de hacer su parte y, verdaderamente, dotar a las escuelas del país de conectividad, computadoras y capacitación. Sin esta convicción, la brecha digital en México seguirá ampliándose y con ella, las desigualdades históricas. Los maestros pueden hacer su parte y prepararse, pero, sobre todo, decidirse a incorporar las TIC en su labor docente. Esta circunstancia ha sido el experimento propicio para partir de ahí y hacerlo una realidad. Por otro lado, esta situación es una oportunidad para repensar nuestras prácticas: ¿cómo responder a las necesidades de los estudiantes en estas y cualesquiera otras circunstancias, incluso en las que consideramos normales?, ¿cómo estar preparados para responder con flexibilidad, creatividad y eficacia en cualquier emergencia?, ¿cómo lograr que la educación presencial y a distancia sea innovadora, retadora, significativa, con sentido? Proponemos:

  • Probar y experimentar: usar las aplicaciones que usan nuestros alumnos, incorporar las propuestas tecnológicas de los estudiantes para hacer más divertido el trabajo, buscar formas diferentes para hacer nuestro trabajo. Pedir apoyo a los estudiantes en este sentido, puede ser muy benéfico: validamos su conocimiento, atraemos su atención, damos vida a la idea de que todos aprendemos de todos y mejoramos nuestra enseñanza.
  • Compartir con otros colegas los recursos, las aplicaciones, los medios que funcionan. Los maestros de una escuela pueden formar sus propias comunidades de aprendizajes para que el intercambio nutra a todo el personal y los que ya han desarrollado habilidades en esta área puedan apoyar a los demás.
  • Tanto en la educación presencial como en el virtual vale la pena modificar las prácticas con las que nos sentimos cómodos, para incluir nuevas estrategias que interesen a los alumnos y los pongan en acción.

 

Susana Cortés Camino