La misión de la educación es la de preparar al ser humano para la vida; por lo tanto, prepararlo también para hacer frente a las situaciones de mayor grado de dificultad. Hoy más que nunca, hemos constatado las evidencias que nos muestran la enorme importancia de la Educación Socioemocional y del espacio que debe ocupar en el currículum. La Educación Cívica y Ética también indispensable, no abarca los conocimientos y habilidades que se refieren al mundo emocional. Esa asignatura no proporciona las herramientas necesarias para el manejo del estrés, el desarrollo de la atención ni para la autorregulación de las emociones. La neurociencia ha demostrado la relevancia que estas habilidades tienen para el aprendizaje y las relaciones interpersonales.

Hoy en día, ante la pandemia del COVID 19, vemos cómo las madres, los padres, las y los maestros, las y los niños, los y las jóvenes, demandan ayuda y estrategias para saber estar en calma cuando suceden hechos inesperados

que representan amenaza y alteran el equilibrio. Piden ayuda para hacer frente al estrés cuando las circunstancias producen a la persona emociones aflictivas. Demandan orientación para trabajar de una manera colaborativa, que les permita llevar a la práctica la combinación de esfuerzos para la obtención de resultados de beneficio común. Requieren de herramientas para desarrollar la capacidad de atención en una época

en la que hay tantos estímulos que provocan dispersión, falta de concentración  y de verdadera presencia mental y para escuchar y hablar con la concentración, el respeto y la empatía necesarias en la práctica del diálogo y la conversación. Necesitan contar con las condiciones en las que puedan desarrollar la capacidad de autogestión, con la cual las personas obtienen autonomía para construir soluciones creativas para enfrentar sus problemas, y urgen contar con los conocimientos y habilidades que se requieren para hacer frente a la autorregulación de las emociones que son indispensables durante toda la vida.

Hoy vivimos una intensa experiencia que nos debe permitir apreciar lo que quiere decir educar para hacer realidad la empatía, la colaboración y la humanidad compartida.

En la encuesta que Valora Consultoría llevó a cabo en todo el país, los maestros y maestras comunican que la emoción que más predomina es la incertidumbre, ante lo cual resulta indispensable contar con elementos que permitan comprender que nada en esta vida es seguro, que todo cambia y, por ende, esta situación tampoco será permanente.

Cuando llegue el momento, la vuelta a clases será un encuentro único porque volveremos de una experiencia excepcional que todos habremos vivido por primera vez. Estaremos ante una gran oportunidad para la educación y para el futuro de la pedagogía. Será de gran valor organizar la escucha y la expresión de los alumnos para conocer cómo se sienten, cómo vivieron esta experiencia, qué hicieron ellos y sus familias para salir adelante, qué es lo que aprendieron y qué necesitan aprender para enfrentar situaciones en las que surgen constantemente y, de manera tan sentida, emociones como el miedo, la tristeza y el enojo; qué necesidades perciben en su educación para aprender sin la mediación presencial de un maestro o maestra; qué habilidades tecnológicas les son indispensables para estudiar a distancia; qué nuevos conocimientos obtuvieron y qué nuevas habilidades desarrollaron.

Pensamos que la mayoría entre las y los docentes serán empáticos con lo que escuchan, porque la realidad les habrá hecho experimentar la necesidad de llevar a cabo los cambios profundos que la educación reclama.

María del Carmen Campillo

Créditos de las imagenes:
Niña sentada en las floresde margarita en el bosque por la autora Melissa Askew on Unsplash
Pluma blanca cayendo el la mano de una persona por el autor Javardh on Unsplash